Los latinos que emigraron a Nueva York en décadas pasadas y que prosperaron hasta tener ahora su propio negocio, han tendido su mano y solidaridad a los indocumentados que hoy se movilizan en pro de una reforma migratoria justa.
Muchos de estos "viejos" inmigrantes cerraron hoy sus negocios y dieron permiso a sus empleados para que salieran a la calle y secundaran los llamamientos a no acudir al trabajo ni comprar en los comercios.
Entre ellos Antonio Gutiérrez, un comerciante de esta zona de Manhattan que llegó de la República Dominicana hace 14 años y que hoy colabora con la coalición de organizaciones que convocó las protestas pro inmigrantes.
"El 1 de mayo es un día histórico, ganado a base de luchas. Hoy estamos librando una de las luchas más importantes, porque queremos vivir y actuar libremente en EEUU", dijo Gutiérrez, que pese a tener sus documentos en regla, hoy decidió cerrar su establecimiento.
Muchos de estos "viejos" inmigrantes cerraron hoy sus negocios y dieron permiso a sus empleados para que salieran a la calle y secundaran los llamamientos a no acudir al trabajo ni comprar en los comercios.
Entre ellos Antonio Gutiérrez, un comerciante de esta zona de Manhattan que llegó de la República Dominicana hace 14 años y que hoy colabora con la coalición de organizaciones que convocó las protestas pro inmigrantes.
"El 1 de mayo es un día histórico, ganado a base de luchas. Hoy estamos librando una de las luchas más importantes, porque queremos vivir y actuar libremente en EEUU", dijo Gutiérrez, que pese a tener sus documentos en regla, hoy decidió cerrar su establecimiento.
Ninguna de las iniciativas legislativas que se debaten en el Congreso de los Estados Unidos son aceptables para los líderes de las organizaciones que están movilizando a los inmigrantes latinos en los EEUU. Suponen en primer lugar la militarización de la frontera con México y la consolidación y ampliación de una enorme valla de cientos de kilómetros. Por otro lado incluyen la legalización de sólo una parte de los once millones de ilegales que viven en los EEUU y la precarización definitiva del trabajo de los “sin papeles”. Cientos de miles de trabajadores viven con el constante temor de ser atrapados por la policía y deportados y carecen de toda asistencia social.
La jornada de huelga nacional – a la que se denomina “Un día sin inmigrantes”- viene precedida por un inédito proceso de movilizaciones de miles de inmigrantes, quienes constituyen un sector importante de la clase obrera norteamericana sometido a los peores niveles de explotación.
Las movilizaciones generaron por un lado una corriente de apoyo de otros sectores de la sociedad norteamericana, particularmente entre estudiantes y trabajadores, y por el otro represalias de parte de autoridades y empresas, empujadas por la prédica de organizaciones de la derecha que acompañan al gobierno de Bush.
Las movilizaciones generaron por un lado una corriente de apoyo de otros sectores de la sociedad norteamericana, particularmente entre estudiantes y trabajadores, y por el otro represalias de parte de autoridades y empresas, empujadas por la prédica de organizaciones de la derecha que acompañan al gobierno de Bush.
